Milagro urbano
Sus calles, rodeadas de edificios sencillos de ladrillo, rebosan actividad, con niños yendo al colegio y adultos encaminándose tranquilamente a sus trabajos.
Nadie se podría imaginar que hace muy pocos años la mayoría de estos edificios eran chozas de madera y que sus habitantes vivían aterrorizados.
Bienvenido a Diadema, el milagro urbano brasileño. Este barrio, en el cinturón industrial de Sao Paulo, fue el primer sitio donde el Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inácio Lula da Silva ganó unas elecciones, a comienzos de los años 80.
Pero Diadema era famosa por otra razón: en 1999, 374 personas fueron asesinadas en esta barriada de 375.000 habitantes, cifra equivalente a la mitad de los homicidios cometidos en Nueva York en todo ese año, convirtiéndose en uno de los lugares más peligrosos de la Tierra.
"Esto era el Far West, los policías eran unos matones y escuchábamos disparos todo el rato, era como una guerra civil", dijo Teomo Mendoça, trabajadora social de 32 años.
"La transformación ha sido una especie de misterio pero creo que se debe a la determinación de nuestro alcalde de acabar con la violencia y a la intervención activa de la comunidad", señaló Denise Gorczeski, representante del ayuntamiento.
Gorczeski añadió que el alcalde, elegido en 2000, fue capaz de integrar los distintos cuerpos de seguridad para coordinar sus acciones, un verdadero logro en un país donde la división de responsabilidades entre los estados, responsables de la seguridad, y el gobierno federal constituye un verdadero problema.
Pero sus acciones no finalizaron ahí: decidió catalogar el crimen y se descubrió que el 65% de los homicidios se producían durante peleas en la madrugada, vinculadas al alcohol, y que la mayoría de los robos en el centro eran cometidos por ladrones en motocicleta.
El resultado fue que los robos y homicidios se redujeron en un 60% aproximadamente.
Otras medidas impulsadas por el municipio incluyeron obligar a los adolescentes a ir al colegio, pagándoles 65 reales (US$30) al mes por hacerlo, construir docenas de gimnasios y teatros para proveer actividades alternativas y contratar mediadores profesionales para prevenir peleas entre vecinos, un concepto importado de Colombia.
Nadie se podría imaginar que hace muy pocos años la mayoría de estos edificios eran chozas de madera y que sus habitantes vivían aterrorizados.
Bienvenido a Diadema, el milagro urbano brasileño. Este barrio, en el cinturón industrial de Sao Paulo, fue el primer sitio donde el Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inácio Lula da Silva ganó unas elecciones, a comienzos de los años 80.
Pero Diadema era famosa por otra razón: en 1999, 374 personas fueron asesinadas en esta barriada de 375.000 habitantes, cifra equivalente a la mitad de los homicidios cometidos en Nueva York en todo ese año, convirtiéndose en uno de los lugares más peligrosos de la Tierra.
"Esto era el Far West, los policías eran unos matones y escuchábamos disparos todo el rato, era como una guerra civil", dijo Teomo Mendoça, trabajadora social de 32 años.
"La transformación ha sido una especie de misterio pero creo que se debe a la determinación de nuestro alcalde de acabar con la violencia y a la intervención activa de la comunidad", señaló Denise Gorczeski, representante del ayuntamiento.
Gorczeski añadió que el alcalde, elegido en 2000, fue capaz de integrar los distintos cuerpos de seguridad para coordinar sus acciones, un verdadero logro en un país donde la división de responsabilidades entre los estados, responsables de la seguridad, y el gobierno federal constituye un verdadero problema.
Pero sus acciones no finalizaron ahí: decidió catalogar el crimen y se descubrió que el 65% de los homicidios se producían durante peleas en la madrugada, vinculadas al alcohol, y que la mayoría de los robos en el centro eran cometidos por ladrones en motocicleta.
El resultado fue que los robos y homicidios se redujeron en un 60% aproximadamente.
Otras medidas impulsadas por el municipio incluyeron obligar a los adolescentes a ir al colegio, pagándoles 65 reales (US$30) al mes por hacerlo, construir docenas de gimnasios y teatros para proveer actividades alternativas y contratar mediadores profesionales para prevenir peleas entre vecinos, un concepto importado de Colombia.